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CASPER – ¡Encontré a mi Gato Perdido!

Hoy, jueves 5 de agosto, al anochecer, estaba caminando x Chilavert entre un mar de gente, con las compras en una bolsa, cuano me llegó un mensaje por whastapp con un par de fotos. ¡Era él! Hice un gran esfuerzo por no no llorar para poder chatear con los ángeles que lo ubicaron. Una hora y pico después estaba yendo con mi porta-gatos a buscarlo.

¡APARECIÓ CASPER!

Me contactaron hoy, jueves 5 de agosto, al anochecer. Estaba caminando x Chilavert entre un mar de gente, con las compras en una bolsa, cuando me llegó un mensaje por whastapp con un par de fotos. ¡Era él! Hice un gran esfuerzo por no no llorar para poder chatear con los ángeles que lo ubicaron. Una hora y pico después estaba yendo con mi porta-gatos a buscarlo.

Había perdido peso, eso era visible, pero se veía bien. Maullaba asustado queriendo salir por atrás, hacia el jardín del fondo. Pero allí estaba, el que era gordito y ahora era un flaco, retenido para que yo lo pudiera recuperar. Enseguida lo alcé a upa, lo acurruqué contra mi pecho y se fue calmando. En eso, uno de los ángeles de ese hogar me dice: «¡Se le cayó un colmillo!». ¿En serio? -digo yo. Y efectivamente justo  en ese momento, 30 días después de su desaparición, su colmillo superior derecho se desprendió. Al  parecer, se lo fracturó cuando cayó desde lo alto de la pared medianera hacia el patio del vecino, en la semipenumbra de la madrugada. Cuando lo solté, la dueña de casa también lo tomó a upa y Casper puso su cara de hiper-calzonudo, sacando un poco la lenguita, la misma expresión que ponía en casa cuando se acurrucaba sobre mis piernas, frente al televisor.

Ya pasaron unas horas, y luego de haber olfateado todo, y de haber hecho varias recorridas por el hogar, parece haberse relajado y recordar lo que alguna vez fue suyo, el amor (y el olor) de la familia humana que lo rescató hace muchos años.

Casper se me escapó por los techos del fondo el día lunes 5 de julio por la noche y pensé que al otro día por la mañana ya estaría de vuelta. Nunca se iba. Pero no regresó. Lo buscamos por todos lados, en derredor de nuestra casa, pero no aparecía. Veinte días después me enteré que no volvió esa noche porque había caído al patio de mi vecino, el cual me cuenta que mi gato se había escondido bajo el capó de su auto, de lo que se dió cuenta al ir a cargar gas, pues cuando abrió el capó Casper salió corriendo de la estación de servicio ubicada en José León Suárez y Ferré (Villa Riachuelo), zona que él no conoce para nada. Nadie supo para donde había ido. Por suerte, Casper tomó una ruta que lo alejó del bullicio y del tránsito incesante de esa zona.

Como un aporte para los que tengan pasar por este tipo de via crucis, les diré que en este caso una de las personas de ese hogar donde lo encontré, lo reconoció por un volante de los que pegamos en un poste, además de ver el mismo volante nuevamente en la vidriera de una panadería a siete cuadras de ahí. Casper había estado visitando el jardín del fondo de esa casa durante las últimas tres semanas. Recuerdan allí haberlo visto «gordito» y pensaban que era una gata embarazada. ¡Fueron tres semanas (y más) de dieta para el pobre Casper!… pero seguramente su «reserva» de grasita lo ayudó a ir tirando.

Ahora me toca recorrer el barrio (hasta dos kilómetros a la redonda de mi hogar) para quitar de muchos lugares los volantes pegados y también para agradecer a quienes ofrecieron un espacio en su vidriera generosamente. ¡Gracias a todos los que colaboraron de una u otra manera con esta búsqueda!